Escuela de Ciencias Antropológicas,
Universidad Autónoma de Sinaloa
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Carta a un amigo poeta...

1/26/2017

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Uno piensa que después de tantas acometidas
ya nada duele y sin embargo…
En la vida no debería pasar nada pero todo
está ocurriendo siempre.
Si yo fuera la noche volvería a suceder.

“Secuelas al otro lado del otoño”
Héctor Enrigue


    A la pregunta obvia Héctor ¿por dónde andarás? Le sigue una respuesta incógnita como recargada en un poste de luz, a las tres de la mañana de otro reloj sin experiencia en el cortejo de la noche.


    Tal vez eres el símbolo de la Roma y la Condesa envueltas en humo de azúcar, un poco amargo y sólo un poco cierto. Tal vez ese pasado de viñetas ágiles pero de borrosos bordes, conjuga en ti su acción precaria de mantenerse a flote. Será que a veces sí te extraño.

    La última vez que platiqué contigo, eras un artesano en formación, como si fueras a rentar un local sobre Alfonso Reyes, cerca del Agapi Mu, y vender poemas hechos con pedacería de losas clásicas, a las señoras de polanco que descubrían el kitsch como redescubrir a México pero de importación francesa. Ahora, me esperaba, una edición de antología de tus viajes favoritos por alguno de los círculos de Dante. No te encuentro. El internet presume ser un instrumento de espionaje al alcance de cualquiera. Pero en alguna táctica elusiva de poeta te has cubierto con la manta tornasol de Harry Potter.
    Eres tan algebraico en tu afán de esconder las referencias a todos los rincones sabihondos de tu herraje. Y sin embargo te leo y no hay duda. He vuelto a otras añoranzas y me reciben con figuras de cartón que imitan al pasado y luego caen al primer viento de aceptación ingenua. Nada es cierto Héctor Enrigue. Mi novia de la prepa ya no es ella. En Álvaro Obregón apenas reconozco los caminos de las noches embriagadas de la constelación de calles húmedas y rojas. Pero te leo y encuentro una constante. Como la gravedad, sigues siendo el poeta que sabe caer, sobre los montones de hojas ocre, desparramadas sobre el suelo las ilusiones secas.
     Yo no he podido decir como tú que eres la antártida, un desierto ignoto, un huracán sobre el Caribe, una tempestad en el Índico. Ahora creo tener la edad que tenías tú la última vez que nos tomamos un Lancers en el María Bonita. Sólo quería decirte eso. Aprendo de ti el arrojo de los faros de un coche que ilumina las ventanas en un blanco repentino. No es su casa, está sólo virando en otra dirección. Pero, por un instante, parece que ha llegado para irse.

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De los endecasílabos procaces...

1/18/2017

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La neta quiero un friego de tus besos
envueltos en periódico barato
me gusta hacerle rayas por chingarte
a tus cuadernos que se escriben solos
tosas o grites a media palabra
y no te entienda nada pero mire
como pendejo el lodo de tus labios

Le bajo dos niveles a tu espeso
lampareo que te cargas con estar
tu ser chinga la pupila sin piedad
Ya cáete y rómpete otra estrella china
o estrella una cerveza contra el suelo
o llénate de tierra con alhuates
o atáscate un pastel de los corrientes
que no me alcanza lo que traigo encima
para el sorteo de que voltees a verme

Soy un pendejo que te ve y palpito
como si no hubiera cogido en años

Qué vergas me sucede en el momento
cuando te rascas una vez la pierna
y yo le tomo foto con mi mente

Se me hace bien enfermo que te aprendo
sin tocar y a parte en parte vengo yo
arrancándote pedazos sin pedir

Ten tu espalda cuesta un chingo adivinar
a dónde empieza entre tu piel el tiempo
me quedaba con tus nalgas pero soy
de los que escriben fuera de la raya

te devuelvo toda la caliente voz
tengo la boca seca de aspirarte

Entre tus manos muero derrepente
y estoy bien hostigado de la muerte
solo una cosa y te la digo al chile
tu risa me la quedo para siempre

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Feismodernidad

1/14/2017

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“Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa.”

Zygmunt Bauman

Los días sin voz pasan por su propia calle, su propia gente, su propia baldía fila de personas sin oficio (porque no lo saben, no porque no lo tengan). Encerrado en la zona de confort (el lugar menos confortable), ese pasillo hacia la oficina es un muro virtual de perfiles con los que no es necesario interactuar. Ese salón de clases es un muestrario de pontenciales argumentos etiquetados con el meme de la apatía, cualquiera de ellos, de los cientos.
El más posmoderno de los trajes es arroparse con la bandera de un estilo hiper-definido, extra-inconfundible. Nadie parece ser el mismo dentro y fuera de las redes. Dónde quedó el glamour de la batalla anarquista, el griterío megafónico de la ideología pura, el controversial arrojo de quien se muestra “como es” en cada uno de sus post y luego en la mañana los saludo con un hola y parece como si ayer no estuvimos condenando las epistemologías carniceras. Liberación. Oxidación. Extremaunción en adjetivos de otro vil recogimiento. Hoy cojo, ayer cogí, mañana cogeré. El prestigio tomó el tren de dos o tres conjugaciones verbales básicas encontradas en los viajes a Bali e Italia de una Julia Roberts terriblemente desencantada.
La zona de confort o el prisionero del espejo. Ocho mil amigos de ahora (ya no los hacen como antes) a una sola voz cantando el himno de “me gusta, me encanta, me entristece, me enoja” como el grito en forma de estadio de la fanaticada utópica del River. La disidencia es un único respiro, pero tomar aire y jadear como los haters ya no se distingue para nada. Al puro estilo de Paz y su sadomasoquismo endecasílabo digo yo: tírenme a matar para sentir un beso. Hagamos cita virtual pero calentemos sillas reales, sudemos vasos de agua con hielo mexicano y anti-gringo, estropeemos una tarde hablando de política de rancho. Si me van a dar por mi lado, sepan que soy redondo. Mejor abrácenme a ver si me abarcan o, al menos, me encaminan.
Algunos gritan para adentro de ese muro que desciende al infinito y caen por el pantano sin preguntas a una soledad sin gente sola. La diabla del XXI, perra y mala pero bien entretenida. Yo quisiera decir que grito para afuera. Hey! dónde están los ladrones ¿quién me ha robado el mes de abril? ¿qué es lo que somos amor? ¿dónde jugarán las niñas? Para alcanzarlos, mis ciento ochenta y tantos amigos incorpóreos, se necesita recurrir al viejo método de echar a perder la relación. De hacer y deshacer los lazos. Es una labor surrealista enmendar vínculos que nunca fueron tales. Barrer el plato roto en la cocina del cuadro al óleo sobre el sillón loveseat de la sala. Indicarle a Dora por dónde se fue Botas con la canasta de fresas para hacer el pastel del cumpleaños de Diego. Y bueno, de todas formas heme aquí, resucitando el género de ensayar unas palabras contra el papel inexistente que me presenta Google Docs para no escribir en nada. Como el terrible extraterrestre que toma la forma de mi padre para no hacerme morir de algún infarto (para algunos sería mejor que se presentara como Dios lo trajo al mundo).

Y por cierto Zygmunt, la verdad, te conocí por feis. Descansa en paz repost de la Babelia. Tu sí sabías a dónde vamos a parar.

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Soneto da la noche

1/10/2017

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¿Cuántas batallas de palabras dulces            Adornan como flores en la cruces
empiezan con la frase te soñé?                       y acaban en la sombra de la luna
Un páramo francés pintando al mundo        donde busco al silencio moribundo
y yo con la mirada en tu vestido                     diez listones para tu piel gatuna

Me esmeraba por el verde de ese abril        A destiempo por tus pies muere el alfil
un mes del calendario de acuarelas             otro mes una cuadrícula imperial
tus dedos ágiles de arroz en calca                la noche de ajedrez que nos desfalca
y mi lienzo de faz iluminada                          con el ansia de tu gesto inmaterial
​

¿Para qué artista de colores vanos               Si oscura brevedad abre tus manos
si tu aliento es simple nota a ciegas?           y el negro es osadía cuando llegas
El viento azusa pájaros sin rostro                 quebrándome el espejo de altiplanos

La morada del sol es una línea                     Nosotros somos íntimos reflejos
de tu perfil horizontal del alba                     Luces de sal sin mar balas de salva
Al despertar muero de sed sin agua           Arena de la noche solitaria



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Una Gota

1/6/2017

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Ella es Ángela. Han pasado siete años. De vez en vez recibo una carta suya, pienso en esos verdes lomos de los montes ecuatorianos. Me hace recordar el olor de una región desconocida, envuelta en la osadía llena de colores de la infancia. A veces, no obstante, la noticia es de la organización que hace los cargos a mi tarjeta de crédito.
A veces, no sé por qué, les cuesta cobrar la mensualidad. Pienso en ella. ¿Le llegará la noticia? ¿le avisarán? Este mes no tienes el apoyo de tu padrino, se olvidó de ti. Por supuesto dramatizo todo el acto. Ella cabizbaja solloza, luego voltea y le dice a su hermana mayor ¿de veras se olvidó de mí?
Luego despierto. Por favor, no puede ser así, tendrán algún guardado en estos casos. Inmediatamente reviso la información de pago y mando algo extra por las molestia que pude haber ocasionado. Hace mucho no le escribo, pero leo sus cartas. Automaticé los montos extras para navidad, pascua y su cumpleaños.
Sí, no soy un buen padrino, mea culpa. Cuando vi las fotos en mi cuenta, en el sitio de la organización, y las imaginé dispuestas más o menos como las he acomodado ahora, una conmoción me abrazó todo. Han pasado siete años. De cariño intermitente, de interés intermediario, de intermedios insufribles (un verano olvidé pagar por cuatro meses). Siete años de hacer a cuenta gotas, pero hacer.
Mi personalidad es más fácil describirla en números que en letras. Soy una secuencia de pares donde cada número es igual al anterior. No hay transiciones finas, hay paquetes entregados, acciones en registros: 22, 44, 66, 88. No existe el polvo incierto de los decimales, ni las fracciones, ni los permisivos signos matemáticos de dudosas restas y apesadumbradas sumas. Es decir, solía no hacer nada sin planear todo el sentido, el inicio y el fin, el balance de ganancias. La contundente ontología del producto.
Poco a poco he caido de la red de la cuadrícula chica donde escribo en apretado español. Ahora, sé cuánto sentido hay en no pensar en nada, como dice Alberto Caeiro. Cuánto sentido hay en cambiar hábitos más que en cambiar rumbos. Diario afán. Cuánto mérito tiene el Guardador de Rebaños. El único misterio es no haber misterio alguno. Quien está al sol y cierra los ojos, empieza a no saber lo que es el sol y a pensar muchas cosas llenas de calor.
La vida es nado. El agua es tiempo. Nuestras brazadas a consciencia y crecimiento. Pasa una eternidad para volver a la más simple respuesta. Nadar es avanzar, respirando. Ni estático ni agotador esfuerzo. La indiferencia y la prisa nos escudan del presente. Salidas rápidas, revoluciones álgidas, quiebres tempestuosos. Escusas temporales. Al fondo, como en un lugar donde la física del ruido es solo un cuento, alguien observa, se mantiene sano y ayuda cuando puede.
La orilla y el punto de partida son el mismo lugar en el que estamos. Hoy agradezco mi pequeña acción olvidadiza, me ha enseñado el jardín de Don Hilario (un hombre sabio que habla con las plantas). Por ese diálogo espléndido que no pretende nada. Cuando la vida escucha.  

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Soneto en pólvora

1/3/2017

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Perder perdido es holocausto mudo
Telón abierto de la voz acústica
Caos de papel donde tu nombre pudo
trozar la flor de mi nobleza rústica

Acantilado a donde el tiempo frota
su lomo decimal frágil de gato
Me extraña cuando te amo por un rato
y luego albergo larga la derrota

Vas a inventar relámpagos sin dueño
para casi cristal romperme el ave
volante hacia tu páramo de ensueño

Tenías que haberme guiado por locura
por la vereda ruin en donde sabe
​
tu piel fugaz a dinamita pura



         Cuando estudié literatura, aquí y allá advertían mis maestros, nunca dar explicación sobre un poema. Este blog, a diferencia, es un espacio donde caben algunos pensamientos deshilados. Dedico este soneto a la total incertidumbre. A las palabras bajas dichas antes de escucharnos. Al temor desenfundado. A la derrota de esperar una respuesta a una pregunta nunca hecha. A la ilusión partida entre saber y no quererlo. Entre los planes de defensa, a veces, está cerrar los ojos y cambiar todos los nombres. 


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    Yo

    Este blog es para mí una hoja de escritura. Me gusta escribir desde siempre y el tiempo se deja caer de una forma sutil en las palabras. La poesía es mi forma favorita, aunque es cadencia y color más que forma. Un amigo me dijo que había estudiado lingüística para entender poesía, ahora creo que trataba de entenderme a mí mismo para abrirme al verso. Hoy tengo una pasión que rima, opina, se queja y da la vuelta. Bienvenida tu voz en estas frases.

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